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EL LACTANTE CON FIEBRE SIN FOCALIDAD- BACTERIEMIA OCULTA


Dr. Javier Benito Fernández
Jefe de Sección
Urgencias de Pediatría. Hospital de Cruces. Baracaldo (Vizcaya).

Correspondencia:
Dr Javier Benito Fernández
Jefe de Sección de Urgencias de Pediatría
Hospital de Cruces
Plaza de Cruces s/n. 48903 - Baracaldo (Vizcaya)
Tno: 946006388. Fax: 946006076
E-Mail: jbenito@hcru.osakidetza.net

INTRODUCCIÓN

La fiebre es el motivo de consulta principal más frecuente en la urgencia pediátrica. La mayoría de estos niños tienen menos de 3 años y en nuestra experiencia, algo más del 30% acuden con un cuadro de menos de 6 horas de evolución. Estas dos circunstancias explican en gran parte la dificultad que existe para establecer un foco aparente de infección. Unicamente un pequeño porcentaje de estos niños (2-10%, según las edades) va a presentar una infección bacteriana potencialmente severa (IBPS). También inicialmente, debido en parte al poco tiempo transcurrido desde el inicio de la enfermedad hasta la consulta y en muchos casos la presencia de síntomas y signos muy inespecíficos, puede ser muy difícil detectar que pacientes van a presentar una IBPS.

Todas las IBPS deben ser diagnosticadas lo más precozmente posible, pero esto es especialmente importante en el caso de la Sepsis y Meningitis. En otras IBPS como la Infección urinaria, Bacteriemia oculta (BO), Neumonía, Celulitis, etc..., es posible una segunda oportunidad para el diagnóstico, sin un incremento significativo de las secuelas, siempre y cuando la demora no sea excesiva. En el caso de la Sepsis y Meningitis la presencia de las de por sí altas tasas de mortalidad y secuelas, se incrementan de forma notable con el mínimo retraso en el diagnóstico y tratamiento de las mismas.

En la actualidad aún se debate cual es la estrategia de diagnóstico y tratamiento más adecuada para el lactante con fiebre sin focalidad y buen estado general, especialmente que niños deben ser investigados para detectar una bacteria en la sangre. No existen dudas que todo niño con fiebre sin signos localizantes y aspecto tóxico debe ser hospitalizado y tratado con antibióticos, independientemente de la edad. Sin embargo, niños con buen aspecto general, sobre todo lactantes, pueden presentar una BO que derive en un cuadro séptico y/o meningitis. La prevalencia de la bacteriemia oculta en niños de 3 a 36 meses con una temperatura igual o superior a 39ºC, se estima entre un 1,5% a un 5%. Para la evaluación de un niño con fiebre sin signos localizantes y buen estado general, además de la anamnesis y la exploración física, en ocasiones, es preciso recurrir a la práctica de exámenes complementarios.


BACTERIEMIA OCULTA

DEFINICION

El término bacteriemia hace referencia a la presencia de una bacteria patógena en sangre. Cuando dicha bacteriemia ocurre en niños pequeños, con buen aspecto general y no produce otros signos y síntomas que la fiebre hablamos de bacteriemia oculta (BO). Este síndrome se diferencia de la sepsis, en donde el aislamiento de una bacteria en sangre va asociado a los hallazgos propios de una enfermedad sistémica grave. Debido a que estos cuadros pueden evolucionar en el tiempo, y una bacteriemia oculta progresar a un cuadro séptico, no siempre es posible diferenciarlos claramente.
El aislamiento de una bacteria en sangre puede darse de forma primaria, o de forma secundaria, por diseminación a partir de un foco infeccioso local.

PREVALENCIA Y ETIOLOGIA

La mayoría de los estudios de prevalencia de BO realizados antes de la implantación sistemática de la vacuna contra Haemophilus Influenzae (Hib) establecían un rango entre 3-12% entre los niños menores de 24 meses con fiebre elevada, buen estado general y sin focalidad en la exploración, atribuyendo al neumococo un porcentaje entre 60-85% y al Hib entre 5 y 20%.

Con la introducción en 1987 de dicha vacuna se produjo un drástico descenso de la incidencia de infecciones bacterianas severas (IBS) por Hib, y con ello la prevalencia global de BO. Los estudios posteriores a dicha vacunación de Bandyopadhyay (3%), Alpern (1.9%), ó Lee y Harper (1.57%), entre otros, así lo confirmaron.

El segundo hito importante en el descenso de la prevalencia de BO está siendo la introducción de la vacuna conjugada heptavalente neumocócica (PCV-7), a partir del año 2000. En el estudio de Stoll, iniciado tan solo año y medio después de la implantación de dicha vacuna, la cifra ha descendido hasta 0.91%. El descenso progresivo de las IBS por neumococo está siendo confirmado por los estudios de seguimiento Kaiser de la PCV-7, publicado por Kaplan y cols. En nuestro medio, en un reciente estudio realizado en Urgencias de Pediatría del Hospital de Cruces, se ha objetivado un descenso de la incidencia de BO causada por neumococo, en los últimos 5 años, de 1,62 a 0,69%.

Con unas cifras globales actuales de BO entre 1-1.5%, se considera que Streptococcus pneumoniae produce el 85-90% de ellas. Otros gérmenes aislados de manera ocasional son: Salmonella, Neisseria meningitidis, y Streptococcus del grupo A y del grupo B.

CLINICA-EVOLUCION-FACTORES DE RIESGO

Por definición, la BO origina escasa sintomatología, como malestar o infecciones de vías respiratorias altas. A la exploración física suelen ser síndromes sin foco, o foco infeccioso menor, tal como una otitis media. Tras la colonización bacteriana y su progresión a BO, los casos pueden evolucionar de tres formas diferentes: resolución espontánea; infección focal, como neumonía, celulitis, artritis, osteomielitis, endocarditis...; sepsis, originando un cuadro sistémico, con posibilidad de fallo multiorgánico

Algunos gérmenes como Meningococo (alrededor del 30%) y Hib (7-15%) tienen una mayor tendencia a evolucionar hacia IBS, mientras que en el caso del Neumococo solamente lo hacen entre 2-5%, resolviéndose de forma espontánea en un alto porcentaje de ellos. En nuestros días se estima que solamente desarrollarán una meningitis neumocócica entre 6 y 10 de cada 10.000 niños entre 3 y 36 meses, con fiebre mayor de 39ºC y aspecto no tóxico, que no han recibido tratamiento antibiótico.

Los diferentes factores asociados a una mayor riesgo de desarrollar una BO en un niño sano sin antecedentes de interés, con buen estado general y exploración física anodina son: edad 6-24 meses, fiebre > 39-39.5ºC, leucocitosis > 15-18.000/mm3, neutrófilos > 10.000/mm3 , PCT >0.5-2 ng/ml. En cuanto a la indicación de realizar o no pruebas complementarias en la valoración de estos niños, un análisis de coste-eficacia concluye que el manejo depende de las tasas locales de BO: si son superiores a 1.5% recomiendan estudio analítico (hematimetría, PCR/PCT, hemocultivo); si es del 1%, el rendimiento es similar entre la realización de analítica y una estrecha observación del curso clínico; mientras que esta última actitud es la más eficiente si la tasa disminuye por debajo de 0.5%. En cualquier caso, a la vista de los últimos datos de incidencia entre los niños que han recibido la PCV-7, parece adecuado considerar de bajo riesgo a aquéllos niños que hayan recibido al menos 3 dosis de dicha vacuna. Ya existen algunos protocolos de manejo del lactante febril que incluye el estado vacunal de PCV-7, como elemento diferenciador.

MANEJO

Evaluación de la posibilidad de BO en un niño con síndrome febril aparentemente benigno. Con la introducción de la PCV-7 y la reducción de la prevalencia de BO por debajo del 1% existe una mayor tendencia a adoptar una postura más conservadora en el manejo de estos niños.

Tratamiento de una bacteriemia comprobada, tras llegar el hemocultivo positivo realizado a un lactante febril sin foco. Todos estos niños necesitan una nueva y pronta evaluación. La actitud va a depender del germen aislado, de su situación clínica y de la actitud que se adoptó en la primera visita.

Si se trata de un neumococo y el niño está asintomático y afebril: si en la primera visita se prescribió amoxicilina VO, se recomienda mantenerlo 7-10 días, sin necesidad de realizar nuevos estudios. Si no se había iniciado dicho tratamiento, actualmente se recomienda sacar nuevo hemocultivo e iniciarlo a una dosis de 80 mg/kg/día, manteniéndolo durante 7 días.
Si un niño con BO por neumococo, a pesar de mantener BEG está con fiebre > 38ºC, se recomienda en todos los casos (haya o no recibido tratamiento antibiótico) realizar nuevo hemocultivo, considerando fuertemente la indicación de realizar punción lumbar (PL), y posteriormente tratarle con Ceftriaxona IM de forma ambulatoria, o ingresarle para tratamiento IV. En los casos de menores de 12 meses se recomienda en todos estos casos realizar una PL.
En todos los casos en los que el niño ofrezca un aspecto de enfermo, se realizará nuevo hemocultivo y PL, y se procederá a su ingreso para tratamiento IV.
Con esta pauta anterior, el grupo de Bachur consiguen manejar satisfactoriamente de manera ambulatoria un 88% de las BO por Neumococo.
Si la BO es debida a otros gérmenes, se realizará nuevo hemocultivo y PL, con ingreso para tratamiento antibiótico IV hasta llegada del nuevo hemocultivo, por su mayor riesgo de desarrollar IBS. Sin embargo, en algunos estudios recientes se sugiere la posibilidad de manejar algunos casos concretos, con buen estado general y estado afebril, de forma ambulatoria con Ceftriaxona IM (50 mg/kg) hasta la llegada del nuevo hemocultivo.

En cuanto a la eficacia de antibioterapia profiláctica en los casos de sospecha de BO, los datos de los diferentes estudios realizados al respectos son discrepantes. Aunque los antibióticos orales disminuyen ligeramente el riesgo de IBS, no hay evidencia de que prevengan específicamente el desarrollo de una meningitis neumocócica.

BO POR NEUMOCOCO EN NIÑOS QUE HAN RECIBIDO LA PCV-7

Los niños que no han recibido la serie completa, según las recomendaciones actuales según su edad, deben completar su pauta correspondiente.
Los niños mayores de 24 meses que han completado su pauta de PCV-7, deben recibir una dosis de recuerdo de la vacuna neumocócica polisacárida 23-valente, como booster.
Todos estos niños deben ser estudiados individualmente. Se debe tratar, si es posible, de identificar el serotipo responsable, y si es uno de los incluidos en la PCV-7, realizar un estudio inmunológico para descartar alguna inmunodeficiencia subyacente.


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Bilbao, 26 de octubre de 2006