Ir a inicio AVPAP-EHLMPE

ALERGIA A ALIMENTOS: MANEJO PRÁCTICO.

Documento en formato pdf vacunas_alergiaalergia_alimentosalergia_medicamentosanafilaxianutricion_alergia

DRS. ARANA, GUIU Y VILLAR
HOSPITALES DE CRUCES, BARAKALDO, ARRASATE-MONDRAGÓN Y BASURTO.

1. INTRODUCCIÓN

Las alergias alimentarias son reacciones adversas que se desencadenan frente a proteínas o glicoproteínas denominadas alérgenos alimentarios.

Se estima que, en Europa, la prevalencia de alergia a alimentos en adultos se sitúa entre el 1,42 y el 2,4%; en niños, entre el 0,3 y el 7,5%; y entre los individuos atópicos, alrededor del 10%.

En muchas ocasiones existe una confusión terminología que sería bueno aclarar. Por un lado el término «alergia alimentaria» se ha utilizado abusivamente, aplicándolo de forma incorrecta a cualquier reacción adversa a un alimentoo aditivo alimentario. Y por otro lado el concepto de intolerancia y alergia, se han utilizado de forma indiscriminada e,incluso, con un significado similar, lo que ha favorecido la aparición de confusionismo a la hora de analizar losaspectos patogénicos, clínicos, diagnósticos y terapéuticos de estos procesos.

Para centrar este tema hemos seguido la clasificación de reacciones adversas a alimentos que propone el Subcomité de Reacciones Adversas a Alimentos de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica, que está basada más en los mecanismos que las producen que en las manifestaciones clínicas.

Hablamos de reacciones adversas a alimentos ante cualquier respuesta clínicamente anormal que se pueda atribuir a la ingesta, contacto o inhalación de un alimento, de sus derivados o de un aditivo contenido en el mismo.

2. DEFINICIÓN Y LÍMITES DE LA ALERGIA ALIMENTARIA

De esta manera definiremos como alergia alimentaria al conjunto de reacciones adversas a alimentos, debidas a su ingestión, contacto o inhalación, de patogenia inmunitaria comprobada que se produce individuos predispuestos y que no se relaciona con ningún efecto fisiológico o fisiopatológico propios del mismo.

Dentro las reacciones inmunitarias, incluiremos tanto las mediadas por IgE (hipersensibilidad o alergia de tipo inmediato), como las producidas por cualquier otro mecanismo inmunitario conocido (reacciones no mediadas por IgE). En las mediadas por IgE es característica la presencia de títulos altos de anticuerpos de la clase IgE frente al alimento.

Las no mediadas por IgE puede encontrase aumento de anticuerpos específicos pertenecientes a otras clases de inmunoglobulinas, complejos inmunes y, más probablemente, respuestas de inmunidad mediada por células.

Pero también es posible la existencia de una participación mixta, reacciones parcialmente mediadas por IgE y por células, en grado variable.

Las reacciones adversas a alimentos que no sean de naturaleza tóxica, si están mediadas inmunológicamente, las definiremos como alergia alimentaria. Y aquellas en las que no se haya podido demostrar un mecanismo inmunológico implicado, como intolerancia.

Las reacciones de intolerancia y las tóxicas se caracterizan por ser dosis-dependientes, es decir, las manifestaciones clínicas que producen son tanto más intensas cuanto mayor sea la cantidad de alimento ingerido, pudiendo

ocurrir en cualquier individuo, siempre que ingiera el alimento en cantidad suficiente. Esta relación dosis-respuesta puede no existir en las reacciones alérgicas, de tal forma que, dosis muy pequeñas pueden dar lugar a una respuesta clínica exagerada.

De forma más clara podemos ver las diferencias y similitudes entre reacciones alérgicas, reacciones de intolerancia y reacciones tóxicas a alimentos en la siguiente tabla.

 

Alergia

Intolerancia

Reacción tóxica

Dependencia de factores del alimento

-

-

+

Dependencia de factores del individuo

+

+

-

Patogenia

Inmunológica

No inmunológica

Ejemplos

Urticaria
Anafilaxia
Enteropatía
Colitis

Intolerancia a lactosa
Favismo
Galactosemia
Fenilcetonuria

Escombroidosis
Latirismo
Botulismo
Síndrome de aceite tóxico

 

3. METODOLOGÍA DIAGNÓSTICA EN LA ALERGIA A ALIMENTOS

No existe una sintomatología patognomónica de alergia a alimentos. El paciente puede presentar un amplio abanico de síntomas, que abarcan desde el eritema perioral a la anafilaxia. Es fundamental un alto índice de sospecha. Los signos de sospecha de alergia alimentaria son muy variados algunos de ellos os describimos en la lista siguiente:

• Manifestaciones gastrointestinales inmediatas luego de ingesta de un alimento específico.

• Heces con moco y sangre en un lactante.

• Malabsorción y enteropatía perdedora de proteínas.

• Vómitos, diarrea o disfagia subagudas o crónicas.

• Alteración en el crecimiento.

• Síntomas gastrointestinales en paciente con atópia.

• RGE sin respuesta a manejo convencional.

• Cólico infantil de difícil manejo.

Ante la aparición de algún signo de sospecha de alergia a alimentos, deberemos realizar una valoración sistemática que en resumen se hará en tres etapas.

1º. Identificar y relacionar la clínica del paciente con los alimentos implicados : Historia clínica y exploración.

2º. Identificar si existe IgE específica y, por lo tanto sensibilización.

3º. Diagnóstico definitivo: Comprobar si la sensibilización a dicho alimento es la responsable de la clínica del paciente. (Prueba de provocación)

4. HISTORIA CLÍNICA

El diagnóstico de la alergia a alimentos no puede realizarse sin una historia clínica previa, por lo que cualquier exploración complementaria (prueba cutánea, IgE específica o cualquier otra) carece de valor considerada aisladamente.

El elemento diagnóstico más valorable de la anamnesis es la relación próxima en el tiempo entre la ingestión del alimento y el inicio de la sintomatología. La repetición de la sintomatología, aunque la clínica no sea necesariamente idéntica, con el mismo alimento o con alimentos relacionados, apoya la relación causa-efecto.

La aparición de sintomatología tardía, de varias horas a días, la tolerancia posterior del alimento o la aparición de reacciones adversas que no encajan claramente con las aceptadas como mediadas por IgE (jaqueca, problemas digestivos inespecíficos, alteraciones de conducta) van en contra del diagnóstico actual de alergia a alimentos.

4.1. Datos fundamentales de la anamnesis

(1) Referentes al cuadro clínico

(a) Síntomas. Descripción de la sintomatología, que debe ser compatible con la clínica alérgica habitual.

(b) Tiempo de aparición de los síntomas . La relación inmediata o en menos de 1 hora tras la ingestión es sugestiva de alergia a alimentos.

(c) Gravedad . Debe evaluarse según la afección del estado general, duración de los síntomas y necesidades de tratamiento.

(d) Frecuencia . Tanto la frecuencia como la distribución en el tiempo de los episodios ofrecen información sobre la gravedad del cuadro y pueden dirigir la investigación hacia determinados alimentos.

(e) Tiempo transcurrido desde el último episodio: S egún el tiempo transcurrido desde la última reacción, se valorará la necesidad de confirmar el diagnóstico mediante provocación controlada.

(2) Referentes al alimento

(a) Identificación del alimento. Intentar identificar el alimento sospechoso.

(b) Presentación del alimento . Interesa conocer si el alimento se ingirió crudo o elaborado, entero ó una parte de él. Debe recogerse también si la manipulación o inhalación del alimento provoca

clínica.

(c) Cantidad ingerida . Es frecuente que no se manifiesten hasta superar una determinada cantidad umbral.

(d) Tolerancia previa y/o posterior . La tolerancia actual descarta el diagnóstico de alergia en el momento presente.

(e) Reacciones cruzadas . La existencia de clínica frente a alimentos relacionados taxonómicamente con éste o con reacción cruzada conocida refuerza la hipótesis de sensibilización alérgica.

(f) Alimentos ocultos y contaminantes .

(3) Referentes al paciente

(a) Edad actual y de comienzo de la sintomatología.

(b) Circunstancias acompañantes. Interesa conocer el estado de salud, tratamiento farmacológico previo, si el cuadro fue precedido por ejercicio físico, así como circunstancias ambientales y emocionales.

(c) Antecedentes familiares y personales de otras enfermedades atópicas .

4.2.Manifestaciones clínicas

I. Síntomas cutáneos

- Urticaria Aguda y Angioedema. Constituyen la sintomatología más común en relación a la alergia a alimentos. La urticaria puede ser provocada por contacto directo o indirecto con el alimento.

- Síndrome de Alergia Oral (SAO) . La aparición de prurito orofaríngeo, con o sin lesiones peribucales, constituye una sintomatología frecuentemente referida con algunos alimentos como frutas frescas.

- Dermatitis Atópica (DA) . En los primeros años de vida, algunos alimentos, sobre todoleche y huevo, pueden tener un papel en la aparición o exacerbación de la DA.

II. Síntomas digestivos

La sintomatología digestiva en forma de vómitos y/o diarrea puede manifestarse de forma aislada, aunque es más frecuente encontrarla asociada con otros síntomas.

III. Síntomas respiratorios

La rinitis aguda con hidrorrea, puede presentarse de forma aislada si bien suele presentarse acompañada de sintomatología más importante. Del mismo modo, sucede con la dificultad respiratoria por edema de glotis ó el broncospasmo.

IV. Anafilaxia

La afección multisistémica, con la implicación de al menos dos órganos y un cuadro de gravedad variable, no es rara en la alergia a alimentos.

4.3. Exploración física

Se buscarán estigmas atópicos, surco nasal o dermatitis atópica, y se valorarán otros datos, como dermografismo y lengua geográfica. La valoración del estado nutricional es importante.

4.4. Técnicas diagnósticas

I) Pruebas cutáneas

a. La prueba cutánea en prick

Es el método de elección para demostrar en un paciente una sensibilización mediada por IgE. Debido a su seguridad, fácil realización y a su eficacia diagnóstica, la prueba cutánea en prick se recomienda como la mejor prueba cutánea para el diagnóstico de la alergia a alimentos.

Para extractos bien caracterizados el valor predictivo positivo de las pruebas cutáneas en prick es inferior al 50%, mientras que el valor predictivo negativo es superior al 95%.

Hay que saber que una prueba cutánea en prick positiva refleja la presencia de anticuerpos IgE específicos contra el alimento, pero no implica que el paciente vaya a desarrollar síntomas cuando lo ingiera. Por tanto, una prick positiva es sólo sugestivo de alergia a alimentos y su interpretación debe supeditarse a la historia clínica: el diagnóstico complementarse con prueba de provocación oral. Como excepción a esta regla, una prueba cutánea en prick positiva, con extracto de un alimento que ingerido aisladamente ha dado lugar a una reacción anafiláctica, se considera diagnóstica por sí sola.

b. La prueba cutánea con alimentos frescos: el prick-prick

Las técnicas diagnósticas más frecuentemente utilizadas en el diagnóstico de la alergia alimentaria (pruebas cutáneas, RAST, CAP) se basan en la utilización de extractos alergénicos. Existen extractos alergénicos de ciertos alimentos (p.ej. leche, huevo o bacalao) cuyo rendimiento diagnóstico es mejor. Por el contrario, los alimentos de origen vegetal, como las frutas, tienen un rendimiento diagnóstico bajo. Por eso utilizamos con frecuencia el alimento natural (técnica de prick-prick), con mejores resultados.

c. Las pruebas epicutáneas en parche

No tienen utilidad para el diagnóstico de reacciones mediadas por IgE. Sin embargo, es fundamental en el diagnóstico de las alergias alimentarias no IgE mediadas o aquellas que presentan un mecanismo mixto. La lectura debe realizarse a las 48 y 72 horas, son de difícil interpretación y todavía no están bien estandarizadas.

d. La prueba cutánea intradérmica

En caso alimentos no ofrece ninguna ventaja clínica sobre la prueba cutánea en prick .

II) Estudio in vitro en el diagnóstico de alergia a alimentos

a. Detección de IgE específica frente a alergenos alimentarios

La determinación sérica de IgE específica frente a alimentos posee, en general, una sensibilidad similar o algo inferior al prick , pero no es más efectiva que las pruebas cutáneas. Al igual que en las pruebas cutáneas, existe variabilidad en función de la naturaleza del alimento y de la procedencia del extracto.

El rango de sensibilidad, especificidad y valores predictivos varía ampliamente dependiendo de los diferentes alimentos.

La determinación de IgE sérica específica frente a alimentos debe considerarse una alternativa a las pruebas cutáneas cuando no es posible la realización de dichas pruebas (enfermedad cutánea grave, dermografismo intenso, reducción de la reactividad cutánea por efecto de fármacos, etc.) o en caso de riesgo de reacción anafiláctica con la prueba cutánea.

Algunas de las ventajas de esta prueba es que se pueden realizar múltiples determinaciones con una única muestra de suero y, los resultados son cuantitativamente comparables entre diferentes laboratorios y a lo largo del tiempo. Sin embargo, es una técnica cara, los resultados no están disponibles en el momento de ver al paciente y requiere más tiempo para su realización, por lo que las pruebas cutáneas siguen siendo el sistema de elección para la investigación de IgE específica a alimentos.

b. Otras determinaciones

Test de activación de basófilos .

• Test de transformación linfoblástica.

• Liberación de citokinas bajo estímulo de alimento.

• Marcadores de activación eosinófila en heces (PCE).

La mayoría de estas pruebas in vitro diferentes a la determinación de IgE específica, o son muy inespecíficas o demasiado complicadas para utilizarlas en la clínica diaria. En la mayoría de los casos su utilidad clínica no está bien documentada, por el momento, únicamente se utilizan en investigación y alguna de ellas, como monitorización de las pruebas de provocación controlada con alimentos.

II) Pruebas de provocación controlada con alimentos

El diagnóstico de presunción de la alergia alimentaria basado exclusivamente en la historia clínica, pruebas cutáneas y/o IgE específica no es aceptable, salvo en los casos de anafilaxia.

La evitación del alimento sospechoso de causar la reacción es el primer paso que hay que seguir en la confirmación diagnóstica. La desaparición de la sintomatología con la dieta de eliminación indica una acertada sospecha clínica que, posteriormente, deberá ser confirmada mediante una prueba de provocación controlada.

Sólo en el 30-40% de los pacientes con tests cutáneos positivos o IgE específica se obtiene una provocación positiva con el alimento; además, muchos pacientes, sobre todo niños, pueden hacerse tolerantes a un determinado alimento manteniendo pruebas cutáneas positivas e IgE específica en suero.

La provocación es el único test que confirma el diagnóstico de reacción alérgica a alimentos. El diagnóstico de alergia alimentaria debe reconsiderarse periódicamente. Por ello la provocación con alimentos está indicada:

a) Antes de instaurar una dieta de exclusión prolongada.

b) Para valorar la aparición de tolerancia a lo largo de la evolución.

Hay que tener en cuenta algunas contraindicaciones:

• Aquellas patologías que contraindiquen el uso de adrenalina.

• Pacientes que reciben tratamiento con beta- bloqueantes.

• El embarazo.

• En caso de reacciones anafilácticas con alimentos claramente responsables.

Condiciones o requerimientos en las provocaciones con alimentos

a) Se llevarán a cabo por personal médico entrenado y en medio hospitalario.

b) Deberán realizarse con el paciente sin síntomas. ( En asmáticos, deben estar en fase estable).

d) En alergias múltiples, se iniciará con el alimento sospechoso de causar las reacciones más leves.

f) Es aconsejable comenzar la provocación con cantidades muy pequeñas y aumentarlas lentamente.

g) La provocación con distintos alimentos se hará siempre en días diferentes.

h) Una provocación positiva debe tratarse precozmente, sin esperar a que desarrolle el cuadro clínico completo.

5. Alergia a alimentos

Aunque todos los alimentos pueden ser potencialmente sensibilizantes la mayor parte de los pacientes reaccionan sólo a unos pocos alimentos.

Los alergenos alimentarios son proteínas o glicoproteínas hidrosolubles con un tamaño comprendido entre 10 y 70 kDa. La mayoría son estables al calor, a los ácidos y a las proteasas. Suelen contener uno o varios alergenos principales, “alergenos mayores”, a los cuales responde inmunitariamente la mayoría de los pacientes sensibilizados, y otros “alergenos menores”, a los que sólo responden algunos pocos individuos. Pueden ser característicos del alimento particular, pero también pueden ser compartidos con especies de la misma o próxima familia (p.e., pescados, leguminosas). Otros pueden estar presentes incluso en familias alejadas filogénicamente y suelen corresponder a proteínas con una función similar (profilinas, tropomiosinas, seroalbúminas, etc.). Algunos se encuentran muy difundidos, y son los llamados «panalergenos». Estos panalergenos consulta por alergia a alimentos.

5.1 Alergia a proteínas de la leche de vaca (APLV)

En la especie humana, la leche de vaca, suele ser el primer alimento no homólogo que el individuo recibe en cantidades importantes. Esto quiere decir que también es, el primer antígeno alimentario con que el ser humano entra en contacto de forma conocida. Por ello, no es de extrañar que, en la primera infancia sea el alimento que produce mayor número de reacciones adversas.

En España, los datos de incidencia de alergia inmediata a proteínas de leche de vaca (APLV) en el lactante oscila entre el 0,4 y el 1,9%. Los principales componentes alergénicos se encuentran en las proteínas séricas de la leche de vaca (beta-lactoglobulina y alfa-lactalbúmina) y en las caseínas .

Mediante provocación con proteínas purificadas de leche de vaca, se ha observado que la beta-lactoglobulina es la proteína que induce con mayor frecuencia respuestas clínicas. La resistencia de la beta-lactoglobulina a la hidrólisis ácida y a las proteasas permite la persistencia de proteínas después de la digestión y su absorción a través de la mucosa intestinal. Igualmente, se ha visto que guardan gran homología con la leche de oveja y la de cabra. El rechazo sistemático del biberón, junto con llanto e irritabilidad en un lactante, sin otros signos patológicos y con buena aceptación previa de la lactancia materna, pueden ser signos iniciales sugestivos de APLV. La mayoría de los casos de alergia a leche de vaca están mediados por IgE, presentando clínica prácticamente inmediata tras la ingesta. Lo más habitual son los síntomas cutáneos (70%), seguidos de digestivos (13%) o asociación de ambos (18%), respiratorios (1%) y anafilaxia (1%).

El diagnóstico se basa en la clínica y se confirma o descarta mediante la realización del estudio alérgico completo, que incluye pruebas cutáneas, in vitro y con frecuencia provocación controlada.

Debemos recodar que una prueba positiva aislada a PLV sin historia clínica compatible o sin confirmación por provocación carece de valor diagnóstico.

La utilidad de realizar estudio de sensibilización a fracciones proteicas, está en la búsqueda de mayor sensibilidad (BLG) y de utilidad pronóstica (caseína).

El prick cutáneo presenta alta sensibilidad pero menor especificidad , por ello, un prick negativo es un buen método para descartar sensibilización a leche pero el prick positivo tiene menos capacidad discriminativa. En la primera infancia, la APLV tiende a evolucionar a la remisión a corto o medio plazo. Al año de vida se ha establecido la tolerancia en el 50-60% de los niños, a los dos años en el 70-75% y a los 4 años en el 85%. La gravedad de la sintomatología inicial, no tiene valor pronóstico respecto a la evolución o no, a tolerancia, ni al tiempo en que ésta se instaure. La asociación de APLV con otras alergias alimentarias es alta, en el primer año de vida, no es rara la asociación con otras sensibilizaciones (con o sin clínica). Así, la asociación con alergia a huevo ocurre hasta en el 50% de los casos.

5.2 Huevo

El huevo es la primera causa de reacciones alérgicas en la infancia. Las proteínas de la clara (ovoalbúmina, ovomucoide, etc) son más alergénicas que las de la yema. El ovomucoide es muy resistente a la destrucción por calor o por proteasas por lo que puede provocar reacciones en cantidades mínimas.

La prevalencia estimada de alergia al huevo oscila, entre 0,5 y 2,7% de la población general, en los primeros años de vida, aunque la sensibilización, puede llegar hasta al 5%. Aunque son posibles otros, el único mecanismo patogénico conocido en la actualidad es el de hipersensibilidad inmediata, tipo I, mediado por IgE. El único tratamiento actual de la alergia al huevo es evitar su ingestión y los alimentos que lo contienen mediante una dieta de exclusión.

En cuanto a la evolución, los estudios publicados acerca de la evolución natural de la alergia al huevo indican que el 24% de los pacientes toleran el huevo después de uno o dos años de dieta de exclusión, entre el 32 y el 44% a los tres años, y 55% tras un periodo medio de cuatro años (con una edad media de seis años).

Sabemos que el desarrollo de IgE específica frente al huevo, durante el primer año de vida, es un índice predictivo de riesgo de enfermedad atópica. Diversos estudios indican que sensibilización al huevo es el principal y más precoz marcador serológico de riesgo de una posterior sensibilización a aeroalergenos y del desarrollo de patología alérgica respiratoria. La aparición de dermatitis atópica, aumenta el riesgo de presentar patología alérgica respiratoria a los cuatro años al 80%.

5.3 Pescado

El pescado es un potente alergeno alimentario, y la alergia al mismo es relativamente frecuente en países donde su consumo es elevado, como es nuestro caso. Es responsable del 30% de los diagnósticos de hipersensibilidad a alimentos en niños de nuestra población. En adultos (12-14%).

Las especies de pescados involucradas con mayor frecuencia son los gadiformes (bacalao, merluza) y los peces planos (lenguado, gallo). Con menor frecuencia; salmón, los cupleiformes (sardina, boquerón) y el atún.

El primer alergeno purificado y bien caracterizado de los pescados fue el Gad c 1, que se encuentra en el bacalao. Este alergeno pertenece a un grupo de proteínas del músculo conocidas como parvalbúminas, que sólo se encuentran en el músculo de anfibios y pescado y es muy termoestable y resistente a la proteolisis. La alergenicidad se reduce en los pescados enlatados.

El tratamiento de la alergia a pescado se basa en la dieta de eliminación de los pescados responsables y sus derivados, evitando si es necesario el contacto o la inhalación de vapores de estos alimentos. La alergia a pescado suele ser más duradera que la alergia a leche o huevo, pero a veces puede desaparecer, sobre todo en niños y jóvenes.

5.4 Marisco: crustáceos y moluscos

Los crustáceos han sido reconocidos como una causa común de reacciones de hipersensibilidad por alimentos. Los crustáceos pertenecen, al igual que los insectos y los arácnidos, al orden de los artrópodos. Sus alergenos son muy termoestables. En los últimos años se ha descrito la existencia de reactividad cruzada entre diferentes especies de crustáceos con otros alergenos presentes en insectos y ácaros ( Dermatophagoides spp .).

Los moluscos pueden ser gasterópodos como los caracoles, bivalvos como almejas, mejillones, ostras y cefalópodos como pulpo y calamar. El alergeno mayor parece ser también tropomiosina y en muchas ocasiones se asocia con sensibilización a crustáceos.

En España, según los resultados del estudio epidemiológico el marisco es la causa del 8% de la alergia a

alimentos, ocupando el sexto lugar entre los alimentos implicados. La prevalencia de alergia al marisco es mayor entre la población adulta que en la infantil y suele ser persistente.

La dieta de exclusión del marisco causal es el único tratamiento, y en casos de personas muy sensibles, se deberá evitar también la inhalación.

Teniendo en cuenta la frecuente reactividad cruzada, deberá realizarse dieta exenta de todos los mariscos hasta comprobar la tolerancia a cada uno de ellos.

5.5 Legumbres

Las legumbres (lenteja, garbanzo, guisante, cacahuete, soja, altramuz) son una fuente barata de proteínas de alto valor biológico y son base de alimentación en muchos países. Las legumbres son con frecuencia causa de alergia en la infancia y sus proteínas se caracterizan por la resistencia a la desnaturalización térmica, química y proteolítica. En la población infantil española alérgica a legumbres, la lenteja es la responsable de la mayoría de las reacciones alérgicas (78%), seguida del garbanzo (72%), guisante (36%) y cacahuete (33%). Con menos frecuencia están implicadas las judías blanca y verde, y la soja. Por el contrario en países anglosajones se consumen preferentemente cacahuete (principal alergeno alimentario en EE.UU. y primera causa de anafilaxia) y soja. A pesar de que hay pocos estudios de reactividad cruzada entre las legumbres, se ha demostrado que existe una reactividad cruzada importante entre la lenteja, el garbanzo y el guisante (>80%), y algo menos con el cacahuete.

La existencia de reactividad cruzada entre pólenes y alimentos de origen vegetal es frecuente. Un estudio reciente refiere que el 80% de los niños sensibilizados a legumbres lo está también a pólenes. En cuanto a la evolución de la alergia a legumbres, como la mayoría de la alergia a alimentos que comienza en los primeros años de vida suele desaparecer tras una dieta de exclusión del alimento. En el caso de alergia a cacahuete los estudios parecen indicar que los niños más pequeños pueden llegar a tolerar el cacahuete, pero si persiste en niños mayores, la tolerancia se difícil.

5.6 Frutas y hortalizas

Los alimentos de origen vegetal son la causa más frecuente de alergia a alimentos, en niños mayores y adultos. En España, la alergia a frutas frescas es la causa más frecuente de alergia a alimentos en pacientes mayores de cinco años. La familia de las rosáceas: manzana, melocotón, pera, cereza, albaricoque, ciruela, etc. son las frutas más frecuentemente implicadas. El melón les sigue en frecuencia. Aproximadamente el 50% de los pacientes alérgicos al látex presentan alergia a frutas como plátano, kiwi, aguacate y castaña, que es lo que se ha denominado síndrome látex-frutas.

Entre las hortalizas, la alergia al apio tiene un interés particular, por su facilidad para producir reacciones anafilácticas.

La sensibilización al tomate, tanto crudo como cocinado es particularmente prevalente en la zona mediterránea, especialmente en la población infantil y adolescente, cuya clínica más habitual es el síndrome de alergia oral.

Los alergenos de frutas y verduras son termolábiles, lo cual facilita la tolerancia de individuos sensibilizados tras determinados tratamientos que inactiven sus antígenos.

5.7 Frutos secos.

Se trata de un grupo heterogéneo de semillas provenientes de diferentes familias, sin relación botánica entre sí, pero con grandes similitudes alergénicas y formas de consumo. Su estabilidad frente al calor y los procesos digestivos favorecen su elevada alergenicidad, por lo que con frecuencia las reacciones son intensas e inmediatas.

En cuanto a la incidencia de esta alergia en nuestro medio sólo contamos con un estudio observacional, en el que se encontró que los frutos secos constituyen una de las causas de alergia alimentaria más frecuente en niños entre 5 y 15 años, y la segunda en adultos.

La alergia a los frutos secos puede dar lugar a manifestaciones clínicas graves, incluso en pequeñas cantidades, debido a su presencia como alergenos ocultos en muchos alimentos. La alergia a frutos secos suele estar asociada a alergia a diversos pólenes.

XXV Jornada de Pediatría de Gipuzkoa. Donostia, 9 de octubre de 2008.